“Nuestra forma de comportarnos, de ser, de actuar, de relacionarnos es una referencia para las personas que nos rodean. Así podemos decir que somos responsables de nosotros mismos pero también de los demás”.

¿Por qué somos como somos? ¿Que chip me han puesto? ¿Puedo cambiarlo? ¿Por qué soy así? ¿Qué tendría que saber para entenderme y mejorar o rectificar lo incorrecto o equivocado? ¿Qué tendría que saber para entender a los demás?

La respuesta a todos estos interrogantes hace referencia a nuestra programación interna, todos estamos programados y a la vez somos programadores. Somos maestros/as y alumnos/as, hijos/as y padres/madres a la vez, enseñamos y nos enseñan.

Nuestra forma de comportarnos, de ser, de actuar, de relacionarnos es una referencia para las personas que nos rodean. Así podemos decir que somos responsables de nosotros mismos pero también de los demás.

 

¿Podemos cambiar nuestra programación interna?

 

Hagamos una reflexión sobre cómo ha sido nuestra programación y como programamos y/o contagiamos a las personas que queremos, aquellas con las que nos relacionamos.

La programación interna tiene un gran peso y una gran presencia en tu “yo” actual, en la forma que tenemos de comportarnos y relacionarnos en la actualidad.

Ahora la pregunta sería: ¿Podemos cambiar esa programación? ¿Podemos dejar de comportarnos como lo hacemos?

 

 

La respuesta es que no solo podemos, sino que debemos rectificar lo incorrecto, lo que nos hace sufrir, para mejorar como personas.

Lo primero que hay que entender es que no podemos hacernos cargo toda la vida de los problemas que amargaron o hicieron de nuestro padres personas mártires o dictadoras. Bastaría con empezar a investigar de que manera nos afectaron esas actitudes, para comenzar a liberarnos de sus efectos y no repetir nada de esto con los propios hijos o hijas, con nuestros alumnos o alumnas o con cualquiera de las personas que puedan estar a nuestro cuidado.

Para comenzar a ejercitarse en desaprender lo negativo que nos inculcaron y sanar a ese niño/a que quedó escondido y herido en nosotros, se pueden ir remplazando las viejas ideas construidas por otras.

 

Claves a tener presente en este proceso:

 

He aquí una serie de afirmaciones que podemos utilizar para comunicarnos con nosotros mismos, las cuales nos ayudarán a adquirir seguridad y a tener presentes nuestros derechos como seres humanos:

  • Realizo mis elecciones y acciones con responsabilidad y sin temor.
  • Sólo yo decido cómo utilizo mi tiempo, pongo límites a quienes no respetan esto, hago acuerdos para combinar mi tiempo con el de otros sin someterme.
  • Me aplico a mi trabajo con responsabilidad pero, si algo no va bien no es porque yo sea un fracaso sino que todavía tengo que aprender más.
  • Me hago responsable del modo como trato a los demás y evito repetir lo que a mi me hizo sufrir.
  • Tengo confianza en poder resolver lo mejor posible cualquier situación.
  • Aprendo a comunicar mis sentimientos y respeto los de otros.
  • Cambio mis opiniones sin temor si me doy cuenta que no eran correctas.
  • Soy una persona valiosa, capaz, creativa y estoy abierta a cambiar todos los aspectos de mi vida si fuera necesario.

 

 

Si una persona aprende a valorarse de esta manera se transformará en la guía de su propia vida y estará protegida de sentir culpas irracionales, de creerse incapaz, mala o inútil, de tener que complacer para ser aceptada.

 

Lidia Varela