Recomendaciones psicológicas ante la pandemia del Covid-19

Recomendaciones psicológicas ante la pandemia del Covid-19

Me gustaría compartir con vosotros unas indicaciones para ayudaros a mantener el equilibrio emocional ante esta situación única y excepcional.

Lo primero es no tratar de evitar las sensaciones que tenemos. Vamos a pasar por distintos estados emocionales a lo largo del día, son emociones que llegan, se sienten y se acaban yendo. Es normal tener miedo, TODOS lo tenemos. Pero tener un poco de miedo es útil, ya que es éste el que nos lleva a seguir las recomendaciones sanitarias.

 

¿Qué podemos hacer para mantener el equilibrio emocional?

 

  • No negar los propios sentimientos, sino recordar que son normales y que todos tenemos reacciones emocionales causadas por un evento tan inesperado y trágico.
  • Limitar la utilización de los medios de comunicación a un solo momento de la jornada.
  • Elegir como fuentes de información los canales oficiales como el Ministerio de Sanidad.
  • Seguir las normas higiénicas aconsejadas por el Ministerio de Sanidad.
  • Recordar que no estamos solos.
  • Hablar de los eventos críticos ayudándonos a descargar la tensión emotiva pidiendo ayuda a personas de confianza, eligiendo a aquellas que transmitan un sentido de familiaridad y seguridad.
  • Respetar las reacciones emocionales de los demás, incluso cuando son completamente diferentes y poco comprensibles desde nuestro punto de vista.
  • Tratar de mantener los contactos a través de canales virtuales con las personas que forman parte de nuestra vida, y establecer una rutina cotidiana.
  • Tomarse el tiempo para recuperarse, escuchar las propias necesidades y tomar distancia del evento o de las actividades conectadas con el mismo (dormir, descansar, pensar, llorar, estar con nuestros seres queridos).
  • Acudir, cuando sea necesario, al apoyo psicológico orientado al procesamiento de las reacciones traumáticas consiguientes al evento.
  • Recordar que una actitud positiva te ayudará a ti y a la comunidad.

 

 

Y recuerda…

 

Toda crisis tiene estos 3 componentes:

  • Una solución
  • Una fecha de caducidad
  • Una enseñanza para toda la vida

¡Trata de encontrar la tuya!

 

Lidia Varela

Trastorno de Identidad Disociativo y EMDR

Trastorno de Identidad Disociativo y EMDR

El trabajo con  la terapia EMDR no consiste en la eliminación de las partes de la personalidad que conforman el self completo, sino, en la integración y, más importante aún, la disminución del conflicto interno entre los estados del ego, o partes disociadas.

 

Lo que hace unos años se denominaba Trastorno Múltiple de la Personalidad, actualmente se denomina Trastorno de Identidad Disociativo (TID), y es un trastorno bastante habitual en las personas que han sufrido algún trauma.

Como comúnmente se piensa, no corresponde  «a que la persona tenga muchas personalidades» sino, mas bien a las partes disociativas o emocionales de una única personalidad.

 

¿Cuáles son los requisitos para que se de el Transtorno de Identidad Disociativo?

 

Entre los criterios diagnósticos que DSM-V establece para el TID están los siguientes requisitos:

  • Por un lado la amnesia y la alternancia entre un mínimo de dos «identidades».
  • Además, exiten otros síntomas como sentimientos de despersonalización y/o deseralización, pensamientos percibidos como «no soy yo», alucinaciones auditivas, estrés, depresión y ansiedad.

 

 

 

¿En qué consiste el trabajo con EMDR?

 

El trabajo con la terapia EMDR no consiste en la eliminación de las partes de la personalidad que conforman el self completo, sino, en la integración y mas importante aún la disminución del conflicto interno entre los estados del ego, o partes disociadas, ya que la personalidad se tuvo que fragmentar en partes divididas para evitar memorias traumáticas,  y mantener así el funcionamiento en la vida cotidiana.

Estas partes emocionales en ocasiones toman el control del comportamiento y debido a la anmsesia que experimentan, la persona no recuerda haber ejecutado ciertas acciones o haber tomado determinadas decisiones, ya que no fue la parte central de la personalidad, o Yo Central, la que lo hizo, si no una Parte Emocional que tomó las riendas en ese momento.

 

Disociación e integración

 

Los  conceptos de disociación e integración, son en este sentido, claves para entender el TID, la disociación es el distanciamiento de los procesos mentales o la compartimentalización de algunos de ellos, cuando las emociones que genera una experiencia son inasumibles.

 

 

En palabras de Bessel van der Kolk, “la disociación es la esencia del trauma. Por otra parte la integración, incluye unas acciones continuadas que nos ayudan a diferenciar y vincular las distintas vivencias y experiencias a lo largo del tiempo, dentro del seno de una personalidad flexible y estable. La integración, favorece, pues, el mejor funcionamiento posible en el presente y en el futuro anticipado” (Van der Hart, Nijenhuis & Steele, 2006).

 

Una percepción realista para afrontar nuestra vida diaria

 

Una percepción realista no sirve solo para resolver el trauma, sino que es necesaria para llevar a cabo adecuadamente las actividades de la vida diaria. La percepción realista es la acción continuada que nos permite ser conscientes de la realidad tal y como es, aceptarla, y a continuación adaptarnos a la misma de manera efectiva y eficaz (Janet, 1935,1945; Van der Hart et al.,2006).

Pero, ¿Qué ocurre cuando los niños son víctimas de abusos perpetrados por un cuidador que se supone que los quiere? O ¿Cuándo las personas y las organizaciones no protegen como deberían hacerlo? El resultado es que les resulta intolerable percibir la realidad tal cual es y la personalidad queda fragmentada.

 

Para poder trabajar con estos pacientes, primero hay que fortalecer el Yo central, la parte sana de la personalidad, para que de alguna manera, pueda dialogar internamente con las partes emocionales y convencerlas de remar en la misma dirección, durante el proceso de curación.

 

La Mesa Disociativa

 

Para poder trabajar con los recuerdos traumáticos, con EMDR utilizamos la técnica de la Mesa Disociativa (George Fraser 1991) donde el terapeuta promueve la comunicación entre las partes. A continuación muestro un video de un fragmento de un capítulo de la serie “Los Estados Unidos de Tara” donde se puede apreciar en que consiste este trabajo con las partes emocionales a través de la mesa disociativa.

 

 

 

El TID no es tan dramático como lo suelen presentar en el cine y en la literatura, pero si es mucho más frecuente de lo que la población general imagina. Suele estar escondido detrás de muchos otros trastornos más comunes, como por ejemplo una depresión crónica. Así que nuestra labor, como terapeutas, consiste en desenmascararlo y ayudar a los pacientes a juntar las piezas hasta  todo el puzzle encaje, y sea el Yo central, el adulto, el del presente, el que comande sus vidas.

 

Lidia Varela

Trauma y apego: Determinantes en la relación de pareja y con los hijos

Trauma y apego: Determinantes en la relación de pareja y con los hijos

“Los traumas de apego incluyen, negligencia emocional, abuso físico o sexual por parte de un progenitor, presenciar violencia, hospitalizaciones tempranas, pérdida temprana del padre o la madre, rechazo, abandono, presión para el éxito e inversión de roles. Estas experiencias traumáticas de apego van a ser determinantes en la relación con la pareja y en la relación con los hijos”.

 

¿Qué es un trauma?

 

La palabra trauma deriva del griego y significa herida. A nivel psicológico, podemos decir que esa herida o trauma está causada por una experiencia negativa, que desorganiza y desregula el sistema neurobiológico de la persona y que tiene un impacto sobre la identidad afectando a sus emociones, creencias y sensaciones.

 

¿A qué nos referimos cuando hablamos de apego?

 

El apego, por otra parte, es una vinculación afectiva intensa, duradera, de carácter singular, que se desarrolla y consolida entre dos individuos, por medio de sus interacciones recíprocas, y cuyo objetivo inmediato es la búsqueda y mantenimiento de proximidad en momentos de amenaza, ya que esto proporciona seguridad, consuelo y protección.

John Bowlby (1907-1990), fue el primer psicólogo en desarrollar una “Teoría del Apego”, la cual describe como todo ser humano tiene la necesidad básica para su supervivencia de establecer y mantener un vínculo afectivo fuerte con nuestros cuidadores principales, siendo habitualmente la madre la primera figura de apego.

 

 

El apego es una necesidad vital tan básica para los bebés como el alimento, por eso la relación de afecto entre los padres y los hijos durante los primeros años de vida es fundamental para su desarrollo psicológico.

 

Tipos de apego

 

Según la teoría del apego, existen cuatro tipos:

  • Apego seguro: En este tipo de apego, el cuidador está disponible a nivel emocional, responde de forma constante y coherente a las necesidades fisiológicas, de protección y confort del niño. Así, estos niños se dirigen al progenitor, muestran el malestar de forma eficaz, exploran el ambiente, son fácilmente consolables, son capaces de ordenar e integrar la información a nivel cognitivo y emocional, conectan las experiencias sensoriales de peligro y de seguridad a las sensaciones propias de miedo o bienestar, muestran señales de malestar durante las primeras separaciones del progenitor y establecen relaciones estables y gratificantes.

 

  • Apego evitativo: Aquí el cuidador es inaccesible a nivel emocional, rechaza constantemente, ignora, desvaloriza o castiga las demandas de confort y de protección del niño. Como consecuencia, estos niños aunque están impulsados a la exploración, aprenden a inhibir las manifestaciones emocionales e interpretan la realidad utilizando prevalentemente la información cognitiva. Por lo cual, tienen dificultades para implicarse emocionalmente en las relaciones.

 

  • Apego ambivalente: En él, el cuidador reclama la atención del niño hacia sí mismo, se centra en sus propias necesidades, no sintoniza con el hijo y está accesible emocionalmente pero de forma discontinua, incoherente e imprevisible. Estos niños monitorizan continuamente al progenitor, inhiben la exploración, señalan de forma exagerada, y a menudo con rabia, su propio malestar, aprenden a interpretar la realidad en base a sus propios estados emocionales y a redirigir todo a la esfera personal y viven las relaciones implicándose excesivamente y enfatizando los aspectos negativos.

 

  • Apego desorganizado: En este apego, el cuidador tiene duelos y traumas sin resolver, tiene momentos en los que parece ausente y no implicado en la relación con su hijo. Por ello, suscita miedo en el niño, puede ser negligente o volverse inesperadamente violento y maltratador. Estos niños se encuentran en un conflicto sin solución, responden de forma caótica a estímulos ambientales estresantes, aprenden a controlar al progenitor, asumiendo comportamientos punitivos, cuidadores o seductores hacia él o ella. Además, aprenden a interpretarse a sí mismos y a las relaciones según modelos incompatibles y contradictorios en los cuales cada uno oscila entre el rol de salvador, maltratador y víctima.

 

Estos estilos de apego son fundamentales para entender el profundo impacto que estas experiencias tendrán a lo largo del ciclo vital y en las futuras relaciones interpersonales. En este sentido, Bowlby, decía que “el apego es un proceso que va desde la cuna hasta la tumba”.

 

¿Cómo influyen los traumas de apego en nuestra vida?

 

Los traumas de apego incluyen, negligencia emocional, abuso físico o sexual por parte de un progenitor, presenciar violencia, hospitalizaciones tempranas, pérdida temprana del padre o la madre, rechazo, abandono, presión para el éxito e inversión de roles. Estas experiencias traumáticas de apego  van a ser determinantes en la relación con la pareja y en la relación con los hijos. Además se transmiten transgeneracionalmente, no solo como modelos de aprendizaje, sino que también se pueden transmitir en los genes.

 

 

Martin Teicher ha observado que el cuerpo calloso, que facilita la comunicación entre ambos hemisferios, es notablemente más pequeño en las personas que han sido gravemente abusadas en la infancia y que éstas también muestran un EEG con una actividad anómala en las regiones frontal y temporal del cerebro.

En este sentido la investigación señala EMDR como el único tratamiento no farmacológico que modifica el volumen del hipocampo y ayuda a la integración neurológica, permitiendo a las  regiones corticales altas la modulación del sistema límbico que facilita la estabilidad emocional (Daniel J. Siegel).

 

Seguridad y regulación emocional

 

La seguridad y la regulación emocional, provienen de un estilo de apego seguro, aquel en el que la madre o cuidador principal consigue calmar a su niño, reconocer las señales y responder de manera coherente. Usando un tono de voz bajo cuando el niño necesita calma y un tono elevado cuando el niño necesita estímulos, se sintoniza de forma natural, con las necesidades del niño y esta danza interactiva refuerza el vínculo.

En términos neuropsicológicos, Siegel dice que “el hemisferio derecho del niño está conectado al hemisferio derecho de la madre, permitiéndole desarrollar un entramado de redes neuronales dentro de la corteza prefrontal. Esta integración permite un desarrollo óptimo de la personalidad del niño que no estará obstaculizada por los efectos de la desregulación emocional, así estos niños de adolescentes estarán más protegidos de los riesgos de comportamientos dirigidos a regular las emociones (dependencia de sustancias, conductas de riesgo, autolesiones) y de adultos serán capaces de crear relaciones significativas recordando las experiencias primarias de apego y cuando sean padres/madres recurrirán a los recuerdos de cariño de sus primeros vínculos, reproduciendo una buena conexión con sus propios hijos”.

 

 

Por todo lo anterior, quiero resaltar la conveniencia de asistir a terapia en aquellos casos en los que haya habido estilos de apego inseguros, para reparar el sistema de apego y pasar del vínculo que nos asusta, que nos hace prisioneros o nos deja solos a un vínculo que nos hace libres. Solo así se dejará atrás el apego inseguro y el desarrollo traumático, y se logrará la seguridad y la regulación emocional necesaria para establecer relaciones interpersonales sanas.

 

Lidia Varela

 

 

 

 

 

Referencias:

Bowlby J (1998). El apego y la pérdida, v. 2. Biblioteca de psicología profunda 49. El Apego y la pérdida. Paidós. ISBN 9788475093321.

Bowlby J (1993). La pérdida afectiva: tristeza y depresión (Alfredo Báez, trad.) [Attachment and loss]. Biblioteca de psicología profunda, v.50. Paidós. p. 464. ISBN 9788475099095.

Bowlby J. (2014). Vinculos Afectivos: Formación, Desarrollo y Pérdida. (6ª edición). Madrid: Morata.

Teicher, M.D., Martin H. «Windows of Vulnerability: Understanding how early stress alters trajectories of brain development and sets the stage for the emergence of mental disorders» (PDF). The Balanced Mind. Retrieved 30 March2014.

Daniel.,J Siegel “Forward to Trauma and the Body: A Sensorimotor Approach to Psychotherapy by Kekuni Minton, Pat Ogden, and Clare Pain (WW Norton & Company, 2006).

Daniel. J Siegel “Healing Trauma: Attachment, Mind, Body and Brain” (WW Norton & Company: New York, 2003). Co-edited with Marion Solomon.

¿Se puede combatir la depresión otoñal?

¿Se puede combatir la depresión otoñal?

“Los psicólogos observamos cómo durante esta época del año nuestros pacientes acuden a consulta con un estado de ánimo más bajo de lo habitual, más cansados, más apáticos… y los pacientes que ya tenían un diagnostico de depresión, parece que se deprimen aún más”.

 

Con la llegada del otoño son cada vez más las personas que padecen depresión. Esta es una cuestión que todos, especialistas y resto de seres humanos de a pie, nos hemos preguntado alguna vez. Porque, o lo hemos padecido en nuestra propia piel o lo podemos observar en las personas de nuestro entorno. Los psicólogos observamos cómo durante esta época del año nuestros pacientes acuden a consulta con un estado de ánimo más bajo de lo habitual, más cansados, más apáticos… y los pacientes que ya tenían un diagnostico de depresión parece que se deprimen aún más.

 

Causas de los síntomas depresivos en otoño:

 

La depresión otoñal no es algo casual, hay razones para ello. También conocida como trastorno afectivo estacional (TAE), es un trastorno psicológico que se caracteriza por la manifestación de una serie de síntomas depresivos que aparecen conforme avanza el otoño:

 

  • Los síntomas más comunes son la tristeza, la desmotivación, la desgana, la apatía, el cansancio, los pensamientos negativos, la desconcentración, el insomnio o dificultad para conciliar el sueño, el mal carácter y peor humor, la reducción del deseo sexual, la reducción del rendimiento, etc.

 

  • El trastorno afectivo estacional no solo se considera un síndrome sino también un determinante del trastorno depresivo mayor (TDM). Los días largos, calurosos y soleados del verano comienzan a hacerse más cortos, lluviosos y fríos. Estos cambios ambientales afectan a nuestro organismo y pueden provocar la aparición de la conocida “depresión otoñal”.

 

Las causas de los síntomas depresivos en otoño pueden derivarse de las alteraciones hormonales que experimenta el organismo por la disminución de luz solar y los cambios climáticos. La disminución de horas de sol en otoño provoca que el cerebro libere menos cantidad de serotonina, sustancia involucrada en la regulación del estado de ánimo.

La melatonina también parece jugar un papel importante en el trastorno afectivo estacional, en cuyo caso se asocia con una alteración de los ritmos biológicos y reducción de la temperatura corporal, responsables de síntomas como el cansancio, la apatía, el insomnio y el aumento del apetito en alimentos ricos en grasas e hidratos de carbono. Así, las personas más sensibles a estos cambios pueden sufrir depresión, o agravar los síntomas del trastorno depresivo mayor.

 

 

¿Se puede prevenir la depresión otoñal?

 

La depresión otoñal es un trastorno pasajero que se sí puede prevenir. Para ello, es importante prestar más atención durante esta época a hábitos de vida saludables, como comer bien (a ser posible alimentos propios de esta época del año), un horario regular para el sueño, actividades al aire libre, practicar deportes, hacer yoga, meditar, pasar tiempo con los amigos, reírse mucho, etc.

Pero de manera concreta lo que contribuye directamente a reducir los síntomas, precisamente porque contribuye a aumentar los niveles de serotonina es prolongar la exposición al sol.  Aunque los días sean más cortos, es muy recomendable pasear, hacer tareas en horas de luz solar, practicar deporte al aire libre, tener contacto con la naturaleza… Como ya hemos dicho cuando la persona pasa mucho tiempo con poca luz solar se produce pérdida de energía y provoca que la persona se deprima.

Pues bien este tipo de depresión suele desaparecer con el paso de algunos días. Sin embargo, cuando los síntomas son intensos y perduran en el tiempo, afectando a las diferentes áreas de la vida de la persona (laboral, personal, familiar, etc.) se necesita terapia psicológica.

 

 

Y termino con un consejo muy útil

 

Y es que durante este periodo utilicen las gafas de sol el menor tiempo posible.

 

Lidia Varela

La programación interna: ¿Por qué somos como somos?

La programación interna: ¿Por qué somos como somos?

“Nuestra forma de comportarnos, de ser, de actuar, de relacionarnos es una referencia para las personas que nos rodean. Así podemos decir que somos responsables de nosotros mismos pero también de los demás”.

¿Por qué somos como somos? ¿Que chip me han puesto? ¿Puedo cambiarlo? ¿Por qué soy así? ¿Qué tendría que saber para entenderme y mejorar o rectificar lo incorrecto o equivocado? ¿Qué tendría que saber para entender a los demás?

La respuesta a todos estos interrogantes hace referencia a nuestra programación interna, todos estamos programados y a la vez somos programadores. Somos maestros/as y alumnos/as, hijos/as y padres/madres a la vez, enseñamos y nos enseñan.

Nuestra forma de comportarnos, de ser, de actuar, de relacionarnos es una referencia para las personas que nos rodean. Así podemos decir que somos responsables de nosotros mismos pero también de los demás.

 

¿Podemos cambiar nuestra programación interna?

 

Hagamos una reflexión sobre cómo ha sido nuestra programación y como programamos y/o contagiamos a las personas que queremos, aquellas con las que nos relacionamos.

La programación interna tiene un gran peso y una gran presencia en tu “yo” actual, en la forma que tenemos de comportarnos y relacionarnos en la actualidad.

Ahora la pregunta sería: ¿Podemos cambiar esa programación? ¿Podemos dejar de comportarnos como lo hacemos?

 

 

La respuesta es que no solo podemos, sino que debemos rectificar lo incorrecto, lo que nos hace sufrir, para mejorar como personas.

Lo primero que hay que entender es que no podemos hacernos cargo toda la vida de los problemas que amargaron o hicieron de nuestro padres personas mártires o dictadoras. Bastaría con empezar a investigar de que manera nos afectaron esas actitudes, para comenzar a liberarnos de sus efectos y no repetir nada de esto con los propios hijos o hijas, con nuestros alumnos o alumnas o con cualquiera de las personas que puedan estar a nuestro cuidado.

Para comenzar a ejercitarse en desaprender lo negativo que nos inculcaron y sanar a ese niño/a que quedó escondido y herido en nosotros, se pueden ir remplazando las viejas ideas construidas por otras.

 

Claves a tener presente en este proceso:

 

He aquí una serie de afirmaciones que podemos utilizar para comunicarnos con nosotros mismos, las cuales nos ayudarán a adquirir seguridad y a tener presentes nuestros derechos como seres humanos:

  • Realizo mis elecciones y acciones con responsabilidad y sin temor.
  • Sólo yo decido cómo utilizo mi tiempo, pongo límites a quienes no respetan esto, hago acuerdos para combinar mi tiempo con el de otros sin someterme.
  • Me aplico a mi trabajo con responsabilidad pero, si algo no va bien no es porque yo sea un fracaso sino que todavía tengo que aprender más.
  • Me hago responsable del modo como trato a los demás y evito repetir lo que a mi me hizo sufrir.
  • Tengo confianza en poder resolver lo mejor posible cualquier situación.
  • Aprendo a comunicar mis sentimientos y respeto los de otros.
  • Cambio mis opiniones sin temor si me doy cuenta que no eran correctas.
  • Soy una persona valiosa, capaz, creativa y estoy abierta a cambiar todos los aspectos de mi vida si fuera necesario.

 

 

Si una persona aprende a valorarse de esta manera se transformará en la guía de su propia vida y estará protegida de sentir culpas irracionales, de creerse incapaz, mala o inútil, de tener que complacer para ser aceptada.

 

Lidia Varela