El trabajo con  la terapia EMDR no consiste en la eliminación de las partes de la personalidad que conforman el self completo, sino, en la integración y, más importante aún, la disminución del conflicto interno entre los estados del ego, o partes disociadas.

 

Lo que hace unos años se denominaba Trastorno Múltiple de la Personalidad, actualmente se denomina Trastorno de Identidad Disociativo (TID), y es un trastorno bastante habitual en las personas que han sufrido algún trauma.

Como comúnmente se piensa, no corresponde  «a que la persona tenga muchas personalidades» sino, mas bien a las partes disociativas o emocionales de una única personalidad.

 

¿Cuáles son los requisitos para que se de el Transtorno de Identidad Disociativo?

 

Entre los criterios diagnósticos que DSM-V establece para el TID están los siguientes requisitos:

  • Por un lado la amnesia y la alternancia entre un mínimo de dos «identidades».
  • Además, exiten otros síntomas como sentimientos de despersonalización y/o deseralización, pensamientos percibidos como «no soy yo», alucinaciones auditivas, estrés, depresión y ansiedad.

 

 

 

¿En qué consiste el trabajo con EMDR?

 

El trabajo con la terapia EMDR no consiste en la eliminación de las partes de la personalidad que conforman el self completo, sino, en la integración y mas importante aún la disminución del conflicto interno entre los estados del ego, o partes disociadas, ya que la personalidad se tuvo que fragmentar en partes divididas para evitar memorias traumáticas,  y mantener así el funcionamiento en la vida cotidiana.

Estas partes emocionales en ocasiones toman el control del comportamiento y debido a la anmsesia que experimentan, la persona no recuerda haber ejecutado ciertas acciones o haber tomado determinadas decisiones, ya que no fue la parte central de la personalidad, o Yo Central, la que lo hizo, si no una Parte Emocional que tomó las riendas en ese momento.

 

Disociación e integración

 

Los  conceptos de disociación e integración, son en este sentido, claves para entender el TID, la disociación es el distanciamiento de los procesos mentales o la compartimentalización de algunos de ellos, cuando las emociones que genera una experiencia son inasumibles.

 

 

En palabras de Bessel van der Kolk, “la disociación es la esencia del trauma. Por otra parte la integración, incluye unas acciones continuadas que nos ayudan a diferenciar y vincular las distintas vivencias y experiencias a lo largo del tiempo, dentro del seno de una personalidad flexible y estable. La integración, favorece, pues, el mejor funcionamiento posible en el presente y en el futuro anticipado” (Van der Hart, Nijenhuis & Steele, 2006).

 

Una percepción realista para afrontar nuestra vida diaria

 

Una percepción realista no sirve solo para resolver el trauma, sino que es necesaria para llevar a cabo adecuadamente las actividades de la vida diaria. La percepción realista es la acción continuada que nos permite ser conscientes de la realidad tal y como es, aceptarla, y a continuación adaptarnos a la misma de manera efectiva y eficaz (Janet, 1935,1945; Van der Hart et al.,2006).

Pero, ¿Qué ocurre cuando los niños son víctimas de abusos perpetrados por un cuidador que se supone que los quiere? O ¿Cuándo las personas y las organizaciones no protegen como deberían hacerlo? El resultado es que les resulta intolerable percibir la realidad tal cual es y la personalidad queda fragmentada.

 

Para poder trabajar con estos pacientes, primero hay que fortalecer el Yo central, la parte sana de la personalidad, para que de alguna manera, pueda dialogar internamente con las partes emocionales y convencerlas de remar en la misma dirección, durante el proceso de curación.

 

La Mesa Disociativa

 

Para poder trabajar con los recuerdos traumáticos, con EMDR utilizamos la técnica de la Mesa Disociativa (George Fraser 1991) donde el terapeuta promueve la comunicación entre las partes. A continuación muestro un video de un fragmento de un capítulo de la serie “Los Estados Unidos de Tara” donde se puede apreciar en que consiste este trabajo con las partes emocionales a través de la mesa disociativa.

 

 

 

El TID no es tan dramático como lo suelen presentar en el cine y en la literatura, pero si es mucho más frecuente de lo que la población general imagina. Suele estar escondido detrás de muchos otros trastornos más comunes, como por ejemplo una depresión crónica. Así que nuestra labor, como terapeutas, consiste en desenmascararlo y ayudar a los pacientes a juntar las piezas hasta  todo el puzzle encaje, y sea el Yo central, el adulto, el del presente, el que comande sus vidas.

 

Lidia Varela